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“La facultad de traer de vuelta a la atención dispersa, una y otra vez, es el origen del juicio, el carácter y la voluntad. Nadie es dueño de sí mismo si no posee esta facultad. Una educación que desarrolle esta facultad sería la educación por excelencia.”

Williams James

Esta educación es mindfulness.

Atención abierta, focalizada y ejecutiva.

Abierta, nos fijamos en cualquier cosa que entre en la consciencia. La atención imparcial a los sonidos es una forma de entrenar la atención abierta.

Atención focalizada, fijamos la atención en un único objeto excluyendo los demás. Con los ejercicios de meditación de concentración podemos entrenarla.

Y la atención ejecutiva, cada vez que la mente se va la llevamos al objeto de atención. Practicando mindfulness entrenamos este tipo de atención, cada vez que la mente divaga, con amabilidad, la llevamos de vuelta al ejercicio.

Un ejemplo para entender estos tres tipos de atención. Cuando vamos a recoger a un familiar a la estación de trenes en navidades, muy concurrida. Al principio tenemos una atención abierta buscando la cara de nuestro familiar entre todas las personas que salen. Cuando le localizamos pasamos a la atención focalizada ya sólo estamos atentos a nuestro familiar. Y cuando vamos a encontrarnos alguien nos para y nos pregunta algo, hay estamos con la atención ejecutiva cambiando de la persona que nos ha preguntado a nuestro familiar para no perderlo.

El desarrollo de la atención.

El desarrollo de la atención nos permite:

  • Estar en el momento presente. Estar en lo que estamos haciendo es bueno para nuestra salud psicológica y para nuestra felicidad. Nos ayuda a desconectar de los pensamientos obsesivos del pasado o las preocupaciones futuras.
  • Vivir las cosas con más intensidad y más conscientemente. Hay una gran diferencia en las experiencias entre hacerlas conscientemente o no. Por ejemplo: comer algo saboreándolo a cuando comemos lo mismo viendo la tele y pensando en otra cosas.
  • La atención plena combinada con el sosiego nos va llevando hacia la lucidez, es decir, ver las cosas como realmente son. No como imaginamos o creemos por todos los velos que ponemos. Libres de falsas creencias y prejuicios.
  • Si dirigimos la atención hacia nosotros mismos nos ayuda a mejorar nuestra conducta. Porque regulamos mejor nuestras palabras y actos. Cuantas veces, por un solo instante de pausa, no hubiéramos evitado decir algo que ha herido a los demás.
  • La atención nos ayuda a observarnos a nosotros mismos, permitiendo conocernos para poder desarrollarnos. Para cambiar algo primero es necesario poder observarlo y conocerlo.
  • A mayor atención mayor capacidad para observar, entender, comprender y memorizar.

Somos más eficaces cuando hacemos sólo una cosa, monotarea. Hay un estudio de la universidad de Stanford  en el que querían analizar qué diferenciaba a los que presumían de ser capaces de hacer varias cosas a la vez, multitarea, de los demás. No sólo no encontraron que no tienen mayores capacidades, si no que rinden mucho menos. “Quien persigue dos conejos, no caza ninguno”.

Cómo desarrollar la atención.

Podemos desarrollar la atención entrenándola. Dos formas que debemos utilizar conjuntamente:

  • Mindfulness formal o meditación. Lo ideal es practicar todos los días, aunque sea muy pocos minutos para luego poder ampliar el tiempo.
  • Estando más atentos a las actividades diarias. Siendo más conscientes de lo que estamos haciendo. Realizar la actividad con atención plena.

 

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