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“Centrarnos en nuestra inspiración, liberamos el pasado, liberamos el futuro, liberamos nuestros proyectos. Habitamos la respiración con todo nuestro ser. Nuestra mente regresa a nuestro cuerpo y nos encontramos verdaderamente aquí, vivos, en el instante presente.” Thich Nhat Hanh.

Para todas las grandes tradiciones la respiración ha estado vinculada con la salud, la consciencia y el espíritu. Tanto es así, que en griego y en latín se utilizaba la misma palabra para referirse a espíritu y respirar, pneuma y spiritus. Los yoguis han utilizado la han utilizado durante siglos para calmar el sistema nervioso haciendo una respiración más lenta, pausada y profunda.

La respiración es vida. Podemos estar días sin dormir o beber agua, semanas sin comer, pero pasaremos pocos minutos sin respirar.

Podemos ver la respiración como una cadena que enlaza todos los momentos de nuestra vida, desde que nacemos, de las primeras cosas que hacemos al llegar a este mundo es respirar y probablemente lo último que haremos será espirar. La es la primera idea clave es: La respiración siempre está con nosotros.

Hay una relación muy estrecha entre la respiración y los estados de ánimo. Es la bisagra entre el cuerpo y la mente. ¿Cómo se modifica la respiración con los sentimientos? Es entrecortada y superficial cuando estamos tensos o enfadados, más rápida cuando estamos excitados, casi ausente cuando tenemos alguna preocupación y lenta y profunda con bienestar. Nos puede servir como un radar emocional y decirnos cómo estamos.

De las primeras cosas que pretendemos en mindfulness es estar más en contacto con la respiración. Porque la mayoría del tiempo está ahí, olvidada. Observando cómo cambia con nuestros estados de ánimo, pensamientos, sensaciones y movimientos físicos. No se trata de intentar controlarla, sino observarla y conocerla, sentirla relajadamente con interés.

Podemos utilizar la respiración como una útil herramienta, un ancla, que nos estabiliza en el momento presente. Esta es la segunda idea clave: Cada vez que soy consciente de mi respiración conecto con el presente. No puedo sentir una inhalación pasada o una exhalación futura.

La respiración también nos puede ayudar a llevar pacientemente el dolor, la ira, el estrés, las dificultades de la vida diaria. Un buen consejo de la sabiduría popular cuando alguien lo está pasando mal es: respira. En situaciones muy dolorosas de la vida como un parto la respiración está muy presente. Cuando padecemos, nuestra consciencia se retrae sobre lo desagradable. Al conectar al mismo tiempo con la respiración abrimos la consciencia a un espacio de mayor amplitud, de más posibilidades, el dolor ya no es lo único que vemos. Ser consciente de la respiración te conecta con una visión y un espacio más amplios desde donde el dolor no ocupa toda la consciencia y puede empezar a experimentarlo de otra manera. Es un refugio seguro al que acudir en cualquier circunstancia. Esta es la tercera idea clave: la respiración te puede ayudar a llevar mejor el dolor físico y emocional. Simplemente siendo conscientes deliberadamente de la inhalación y exhalación.

La consciencia a la respiración se puede entrenar, una forma estupenda de hacerlo es durante los ejercicios de meditación o mindfulness formal. Te dejo un enlace en la descripción del vídeo con audios.

Me gustaría que recordaras las tres ideas claves:

  1. La respiración siempre está con nosotros.
  2. Mientras eres consciente de la respiración te anclas en el momento presente.
  3. La respiración es un refugio seguro al que siempre puedes acudir, por muy mal que estén las cosas. Te puede ayudar a llevar mejor el dolor físico o emocional.

Te animo a que a lo largo del día pases más tiempo siendo consciente de tu respiración. A veces mientras estás realizando otra actividad, con la respiración en un segundo plano de la consciencia. En ocasiones en el primer plano de la consciencia, prestando atención a las sensaciones de la respiración.


 

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