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Mindfulness es ser plenamente consciente de la experiencia presente con aceptación. Esta definición tiene tres componentes: plenamente consciente, experiencia presente y aceptación. Vamos a verlos con más detalle:

  • Ser plenamente consciente implica: atención focalizada y consciencia abierta. Es la interacción óptima entre atención y consciencia. Estar atento a algo percibiendo los detalles, y a la vez reconocer otras experiencias que hay en la consciencia que nos da el contexto.
  • De la experiencia presente. Podemos estar atentos y ser conscientes de experiencias como: lo que estamos haciendo, lo que nos llega del exterior a través de los sentidos, de lo que estamos pensando o sintiendo. Presente significa: aquí y ahora. Lo que está sucediendo momento a momento.
  • Con aceptación significa recibir esas experiencias sin juicios, sin reaccionar, abrazándolas amablemente.

Por ejemplo, mientras estás leyendo estas líneas puedes estar atento a las palabras que lees y a la vez puedes ser consciente, con poco detalle, de alguna de estas experiencias: del lugar en el que estás, de alguna sensación de contacto con el suelo o donde estás sentado, de los sonidos del ambiente, de tu postura corporal o de la respiración. Si estás siendo consciente de estas experiencias con aceptación, es mindfulness.

Simplificando la definición de mindfulness (perdiendo algo de su significado pero nos ayuda a tenerla más presente): consciencia al momento presente con aceptación.

Ejemplo del poder de mindfulness

Con la consciencia a la experiencia presente con aceptación podemos saber lo que está pasando por nuestra mente sin que nos arrastre. Y es tremendamente útil.

Un ejemplo con la ira. Juan va conduciendo a las 8:50 de la mañana por las calles de Madrid, camino del colegio, el día es lluvioso y con mucho tráfico. De repente, un coche se cambia a su carril y para en seco. Juan tiene que dar un buen frenazo para no chocarse, le acaban de hacer una buena pirula. ¿Cómo reacciona Juan? Se cabrea bastante, empieza a protestar, a gritar e insultar al otro conductor. Mientras sus hijos, en el asiento de atrás piensan que papá se ha vuelto loco.

Ahora imagina que esta misma situación le sucede a Pedro, una persona que practica habitualmente mindfulness. ¿Qué hace Pedro tras pegar el frenazo? Se da cuenta de alguna de estas cosas: está apretando el volante con fuerza, su corazón late deprisa, siente tensión en la espalda, ha surgido la ira, incluso, que empieza a tener pensamientos rígidos hacia el otro conductor. Al ser consciente de su experiencia en ese instante sin juicio, le permite no reaccionar de manera automática como le pasa a Juan. Crea más espacio entre el estímulo, el frenazo, y su respuesta. De esta manera, puede responder como quiere en vez de ser arrastrado. Pedro decide responder haciendo un par de respiraciones profundas. Porque decidió que no quería llegar más veces a la oficina a las 09:20 estresado por el tráfico.

Mindfulness en profundidad

Dicho de otra manera, mindfulness es ser plenamente consciente, momento a momento, de lo que estamos haciendo, pensando y sintiendo sin juicio, con aceptación.

Hay grados de mindfulness. ¿Qué implica un mindfulness más potente?

El ser plenamente consciente implica una interacción óptima entre atención y consciencia abierta:

  • Con la atención podemos ser conscientes de los detalles de esa experiencia. La atención analiza y asila la experiencia.
  • La consciencia abierta nos permite simplemente reconocer que hay otras experiencias en la periferia, como en un segundo plano. La consciencia abierta nos da un contexto.

La consciencia abierta es más rápida, menos personal y más objetiva que la atención, que es más lenta porque selecciona entre los objetos de la consciencia para analizarlos.

La consciencia abierta debe estar siempre presente para guiar a la atención. Por ejemplo, nuestra pareja llega a casa cansada del trabajo por un día de estrés. Se queja por la cena que has preparado. Si no hay consciencia abierta puedes centrar totalmente la atención en la queja, perdiendo mindfulness, tomándolo como algo personal y contraatacar más fácilmente. Con la consciencia abierta está presente el contexto, que está cansada y estresada, y que eso es el principal motivo de la queja.

Tanto la atención como la consciencia abierta se pueden dirigir hacia objetos de fuera de la mente (lo que vemos, oímos, sensaciones corporales) como hacia objetos internos de la mente (pensamientos, sentimientos, etc.).

Con un mindfulness más fuerte podemos observar el estado de la mente y las actividades mentales. Conocer el estado de la mente, si está agitada o tranquila, es agradable o no, si está embotada, etc., y las actividades mentales, si la atención está en un pensamiento, recuerdo o escuchando, sólo lo puede hacer la consciencia abierta.

El desarrollo de mindfulness potente nos lleva no sólo a ser conscientes de las propias experiencias y del contexto donde transcurren, también la observación del estado de la mente y sus actividades como “desde arriba”.

Un mindfulness todavía más potente nos permite tener una consciencia del propósito o la intención de la experiencia. Para qué estamos pensando, sintiendo o haciendo lo que sea que estamos pensando, sintiendo o haciendo. Y si esta experiencia es adecuada o no a esta situación y según nuestros valores y objetivos.


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